El vidrio templado es aproximadamente cinco veces más resistente que el vidrio común, lo que lo hace más seguro en caso de rotura. Además, se rompe en pequeños fragmentos menos peligrosos en lugar de fragmentos afilados, lo que reduce el riesgo de lesiones.

El vidrio templado se utiliza en una variedad de aplicaciones, incluyendo puertas y ventanas, mamparas de ducha, barandillas, mesas, estantes, fachadas de edificios y paneles de pantalla de dispositivos electrónicos, entre otros.

Sí, el vidrio templado es seguro. Su proceso de fabricación lo hace más resistente y, en caso de rotura, se rompe en pequeños fragmentos menos peligrosos en comparación con el vidrio común.

Cuando el vidrio templado se rompe, se fragmenta en pequeños trozos carentes de bordes afilados, lo que reduce el riesgo de cortes y lesiones graves.

El vidrio templado se fabrica mediante un proceso de tratamiento térmico para aumentar su resistencia, mientras que el vidrio laminado se compone de dos o más capas de vidrio unidas por una capa intermedia de plástico. El vidrio laminado es más resistente al impacto y permanece unido cuando se rompe, mientras que el vidrio templado se rompe en pequeños fragmentos.

El vidrio templado se puede limpiar con agua y jabón suave o productos de limpieza no abrasivos. Se debe evitar el uso de materiales abrasivos que puedan rayar la superficie.

La resistencia del vidrio antibalas varía dependiendo de su diseño y clasificación balística. Puede proteger contra diferentes tipos de armas de fuego, desde pistolas hasta rifles de mayor calibre, según su nivel de resistencia.

Además de su resistencia balística, el vidrio antibalas puede ofrecer propiedades como resistencia a los impactos, protección contra incendios y resistencia a la penetración.

El vidrio antibalas está diseñado para mantener una buena claridad visual y transparencia, similar al vidrio estándar. Sin embargo, puede haber ligeras variaciones dependiendo de la composición y el proceso de fabricación específico.